lunes, 2 de febrero de 2009

Regresé


Así es... después de casi 5 meses, hace un momento decidí escribir algunas ideas que me "aturden" desde esta mañana.

Hoy es 2 de febrero y el gobierno de Venezuela, justo ayer sin aviso y sin protesto, decidió que hoy debe ser añadido a la lista de días de fiesta del año (y, en principio, de los próximos 4) porque debe celebrarse que la revolución llegó al gobierno "Tal Día como Hoy".

Me enteré justo anoche por el mensaje de un compañero de trabajo que está asignado en un cliente (en un banco específicamente), preguntándome qué hacer. Estaba llegando a mi casa y el primer impulso fue el de conectarme a Internet a buscar qué decía la prensa.

Confirmado: día libre obligatorio para todos (con amenaza de castigos y multas a quienes pensaban irrespetarlo), y, si me quedaba una duda, también leí que la banca anunciaba que hoy no abrirían las puertas. Enseguida, 1 hora de llamadas y mensajes de textos para notificar el día festivo al equipo y hora tras hora, mis pensamientos han pasado un día de darle y darle al tema.

¿Qué si personalmente lo quiero celebrar? Definitivamente no, aunque eso hace unos años que sólo me importa a mí (y seguramente a la tercera parte del país con la que más o menos comparto posiciones políticas).

En fin, he pensado y entre lo poco que he podido conversar es que quisera haber ayudado a transformar este día en una celebración para mí (para no desperdiciarlo). De paso he criticado que de este lado se tenga tan poca creatividad y capacidad de actuar ante estas sorpresas ya casi diarias en Venezuela.

Si fuese fanático de la revolución o al menos simpatizante, seguramente me sentiría atraído por la idea de disfrutar nuestro día libre y una vez más caigo en la pensadera de porque no soy simpatizante de la revolución (sólo simpatizante porque no soy fanático de casi nada) y porque después de 10 años, de más o menos el mismo subdesarrollo en Venezuela, casi la mitad del país si celebró el día.

Pareciera que voy a explicar mis conclusiones sobre este tema, sin embargo, si bien creo que cuento con 4 ó 5 teorías que parcialmente me convencen en parte de los porqués, seguro estoy de que no tengo la verdadera razón.

A ver... creo que el mensaje de la revolución se conecta emocionalmente con la mayoría del país más pobre (que lamentablemente aún es la mayoría) y los mensajes de la oposición se conectan con la cuarta parte del país menos pobre.

Lo cierto es que siento que va a ser muy dificil que lo que hoy en día es oposición sea una alternativa real de nueva dirección para Venezuela porque aún no termina de entender como construir esa mayoría.

Las necesidades están ahí. El target electoral es claro. El oponente, aunque ingenioso e impredecible, tiene ya años mostrando su juego. Sin embargo, la capacidad de articular y de construir, de anticipar y robar el mensaje y viabilizar la alternancia, aún están lejos. Se aferran a esa cuarta parte del país, que al medirlo casi llega hasta un 40% (pero no mucho más allá) y se deja por fuera, la verdadera mayoría.

Creo que en la oposición no abunda la necesaria humildad y, definitivamente, no hay las ganas de diseñar y construir los destinos de Venezuela como si sobran del otro lado. Mientras ésta siga siendo nuestra realidad, no me quedará más remedio que descansar los 2 de febrero sin nada que celebrar. Eso sí, sin odiar a nadie pero profundamente dolido de que en mi opinión estemos desperdiciando el tiempo para construir una sociedad más segura y próspera.

Espero volver a escribir antes de que pasen otros 5 meses.

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