Hablando como
uno más, después de 20 meses de tanta política (aunque aun falta una semana
para elegir a los gobernadores), desde hace un mes había intentado ocuparme
fundamentalmente de mis asuntos personales para el cierre del 2012. Entonces,
en nuestra hiper-politizada Venezuela se reiniciaron los rumores sobre la mala salud
de Hugo Chávez, logrando desplazar al resto de los temas políticos y, en
general, a casi todos con excepción de el del dólar.
Desde anoche,
la confirmación de la penosa situación humana que está viviendo el presidente
de Venezuela, abre un nuevo debate político nacional, ya que por primera vez él
mismo se une a las opiniones sobre el futuro constitucional de la Presidencia, al
dejarnos saber que por segunda vez le reaparece el cáncer, que necesita de urgencia
una tercera intervención quirúrgica y que, en consecuencia, corre riesgos de
inhabilitación para ejercer sus funciones.
En la
Venezuela de estos tiempos, nos hemos acostumbrado a no predecir (o a no
apostar por nuestras predicciones). Así, nos hemos ido resignando a que pase
cualquier cosa y a buscar la manera de darle la vuelta. El país ha perdido las
capacidades de rechazar y exigir con contundencia, al punto que más que una
república, definitiva y efectivamente, vivimos en un reino. Lo sensato y lógico
era que Chávez se hubiese retirado hace rato para dedicarse a su recuperación.
Sin embargo, nos ha demostrado una y otra vez que sus convicciones políticas y ambiciones son
más fuertes que sus asuntos personales, que incluso su propia vida física y así
lo hemos aceptado y aprobado.
Como
observador de los procesos históricos de Venezuela, no deja de parecerme
terrible que un hombre como él, justo en medio de momento hegemónico que ha
construido en los últimos 20 años, admita que al corto plazo podría salir del
juego. No soy uno de sus seguidores, pero es innegable que en él confluyen
características de liderazgo excepcionales ( incluso más allá de nuestro país) y
que sólo ha sido su propia salud uno de sus más ingratos obstáculos.
Lo cierto del
caso es que por decisión propia o por cosas del destino, desde 1992 Chávez ha
sido inobjetable protagonista de nuestro tiempo y ha sabido siempre surfear
justo en medio del huracán por mucho más tiempo que cualquiera de sus
contemporáneos. La película continúa. El fin de año será de película pues. La
incertidumbre seguirá siendo un asunto cotidiano y los otros temas del país,
los de construir y transformar, seguirán como en reposo y 30 millones de
personas seguirán esperando para saber como darle la vuelta. Sólo en Venezuela.
1 comentario:
yo ....segun recuerdo.....creo que no es la 2da. vez que le aparece el tumor (por asi llamarlo) ....creo que es la 3ra. o 4ta operaciòn!!!
Publicar un comentario