Al menos
desde que comenzó 2016, suele escucharse que la situación del país es
insostenible. Los ya cuatro años de crisis económica, social y política, van motivando
innumerables tertulias y artículos que intentan explicar qué camino tomaremos de un momento a otro, sin embargo, estamos casi arribando a la mitad de un año con consecuencias que
muchos quisiéramos olvidar muy pronto, mientras que la crisis continúa causando estragos.
Con esta
motivación hice un resumen de posibles desenlaces hipotéticos para los próximos
meses que incluyen una valoración de la probabilidad que mi criterio les otorga. Luego de identificar cinco eventos, sólo hay dos desenlaces
posibles: que el chavismo siga o no gobernando hasta concluir el periodo actual, hasta enero de 2019.
Según mi análisis casero, la posibilidad de que el chavismo no concluya el actual periodo constitucional, tiene una probabilidad mayor a 60% y su ocurrencia está asociada con los dos siguientes escenarios:
Se celebra el Revocatorio
antes del 10/1/17
Es el
escenario que ha estado trabajando la MUD desde marzo de este año y el que
habría de imponerse en una democracia sensata por ser constitucional y por ser una vía pacífica y civilizada para canalizar el creciente descontento
social (con el que concuerda entre 70 y 80% de la población). Sin embargo, por
la experiencia previa y la actitud mostrada hasta ahora por el gobierno, parece
existir tanta energía a favor como en contra de que éste se celebre en 2016,
plazo más que suficiente desde un punto de vista técnico, pero que a juzgar por
las encuestas, pondría fin a la hegemonía chavista que arrancó en 1999.
Conseguir
que se convoque el revocatorio es un proceso que requiere dos grandes pasos. El
país aun aguarda que se complete el primero que, como era previsible, ya ha
entrado en mora.
Del segundo
paso, va a depender la probabilidad de que el revocatorio se haga este año. Este
segundo paso consiste en la recolección de al menos el 20% de las huellas del
electorado como petición formal y por ser organizado por el CNE, es prácticamente
una elección. Sería una jornada en la que los electores que lo decidan acudirían a los a centros electorales para ser contados. Si tal conteo de voluntades
se acerca al 50% del padrón, lo que incluso supera la votación que recibió
Maduro en abril de 2013 para ser Presidente, el mensaje sería tan contundente que la probabilidad
de que el Referéndum se organice con rapidez, subiría hasta el 80%. Sin embargo, si en el
segundo paso se cuenta a un porcentaje justo por encima del 20% que exige
el reglamento, la probabilidad caería.
En resumen,
a juzgar por la grave situación nacional, por los estudios de opinión y por la
presión internacional que ha venido manifestándose con fuerza en días recientes,
la probabilidad de que se organice el referendo en 2016 tiene hoy una posibilidad de 60%.
Madura renuncia en 2016
Sin que
intervenga una fuerza militar, nacional o internacional, que amenace con aniquilar
a la revolución o al propio Maduro y su entorno íntimo, considero que este
escenario tiene una muy baja probabilidad de ocurrencia. En este momento,
pareciera que tal fuerza sólo se encontraría cercana a la revolución pero más
afín a un ideario nacionalista que socialista. Le otorgo a este escenario una
probabilidad de 5%, ya que aun
suponiendo que hay representantes de tal fuerza dentro del oficialismo, desconozco el poder real con que puedan contar
para dar este golpe que, por otra parte, abriría paso a nuevas elecciones
presidenciales para culminar el periodo y que entonces habría trabajado en
favor de la oposición. A estas alturas, no imagino un golpe para redefinir el hilo
constitucional del país aunque sea ésta una de las lamentables especialidades de nuestra
historia republicana.
Por su
parte, la probabilidad de que el chavismo logre seguir a la cabeza del
ejecutivo hasta 2019 sería de 40% y tiene que ver con la ocurrencia de alguno
de los siguientes dos eventos:
El Revocatorio se convoca para
después de 10/1/17
Si la
fuerza y astucia del gobierno se imponen y el referéndum se convoca después del
10/1/17, el interés del electorado por revocar comenzaría a decaer porque ya no
estaría en juego un renovación de la conducción del país sino que sólo se aspiraría
a la remoción de Maduro para encargar al Vicepresidente chavista que él haya nombrado.
En consecuencia, incluso la probabilidad de que se logre tal revocatoria,
perdería fuerza y momentum. El
gobierno lo sabe y de allí que está y estará poniendo todo su empeño para desplazar la convocatoria para el próximo año.
Intentando
medir la magnitud de la crisis actual y la velocidad con que se agrava, me
aventuraría a pronosticar que el aplazamiento del revocatorio, va perdiendo probabilidad
a medida que siguen empeorando la escasez, la inflación y la conflictividad.
A este
escenario le daría una probabilidad de 30%
y de materializarse, la estrategia chavista podría sacrificar a Maduro, quien renunciaría víctima de la guerra económica con el objetivo de desmovilizar a la
oposición y reposicionar al chavismo como un sentimiento nacional que es capaz
de sacrificarse y reinventarse para seguir trabajando por los más pobres. Esta
salida evitaría para el chavismo el desgaste del referéndum.
Maduro se reforma y negocia su continuidad con cambios
en su gobierno
Si la
revolución se llega a saber acorralada y sin salida este año, podríamos ser testigos de un Maduro conciliador y reformista que para detener
el revocatorio, utilice la intermediación internacional hacia un diálogo y
acuerdos que le lleven a ceder, por ejemplo, sobre la liberación de los presos
políticos y la modificación de las principales políticas económicas.
Maduro
podría defenderse más adelante diciendo que fue obligado a ajustar los preceptos
de la revolución y achacaría el costo de tales ajustes a la presión a la que se
vio sometido pero que como contraparte permitió el regreso de la tranquilidad.
Aunque sería un movimiento inteligente, tanto por su terquedad ideológica como por su orgullo,
por las presiones de su gente y por una oposición que se sabe con una
posibilidad de 70% de asumir el gobierno en 2017, a este escenario le doy una
probabilidad de 10%.
Finalmente,
la probabilidad de una revuelta popular ha venido creciendo pero en mi opinión el
que explote una revuelta social no proyecta con claridad un único desenlace de
la crisis y, en consecuencia, en caso de ocurrir, el futuro sería incierto para
todos.
Revuelta popular de impacto nacional
Pienso que un
evento con amplio apoyo popular que desborde el nivel de cobertura policial y
militar, saquearía la propiedad y los comercios privados, lo que el gobierno usaría
para, por una parte, “celebrar” como una nueva edición de la lucha de clases y,
por la otra, “encontrar” responsables de tal movida dentro de la oposición, dando
pie a la apertura de juicios para seguir neutralizando a los opositores más
incómodos. También creo que una revuelta de este tipo sería un gran inhibidor para
que el referéndum se organice.
Pero siendo
así, ¿por qué percibo que el gobierno no duda en controlar y reprimir cada una
de las protestas “de riesgo” que están sucediendo a diario desde que empezó el
año?
Concluyo
que un desorden social generalizado podría desbordarse y convertirse en una
tragedia que fracture los apoyos más duros de Maduro, poniendo en riesgo a su
gobierno y a la revolución.
Despejada estas incógnitas en los muy próximos pocos meses, habrá que medir el impacto que sobre la gobernabilidad nacional tendría la pronta renovación del poder en las gobernaciones de estado que en principio y a juzgar por las encuestas actuales, cambiaría el balance en 180 grados. Y aunque esa es harina casi que del mismo costal, merece una próxima entrada.
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