domingo, 5 de junio de 2016

Sobre cómo seguirá la historia de Venezuela

Al menos desde que comenzó 2016, suele escucharse que la situación del país es insostenible. Los ya cuatro años de crisis económica, social y política, van motivando innumerables tertulias y artículos que intentan explicar qué camino tomaremos de un momento a otro, sin embargo, estamos casi arribando a la mitad de un año con consecuencias que muchos quisiéramos olvidar muy pronto, mientras que la crisis continúa causando estragos.

Con esta motivación hice un resumen de posibles desenlaces hipotéticos para los próximos meses que incluyen una valoración de la probabilidad que mi criterio les otorga. Luego de identificar cinco eventos, sólo hay dos desenlaces posibles: que el chavismo siga o no gobernando hasta concluir el periodo actual, hasta enero de 2019.


        Según mi análisis casero, la posibilidad de que el chavismo no concluya el actual periodo constitucional, tiene una probabilidad mayor a 60% y su ocurrencia está asociada con los dos siguientes escenarios:

Se celebra el Revocatorio antes del 10/1/17

Es el escenario que ha estado trabajando la MUD desde marzo de este año y el que habría de imponerse en una democracia sensata por ser constitucional y por ser una vía pacífica y civilizada para canalizar el creciente descontento social (con el que concuerda entre 70 y 80% de la población). Sin embargo, por la experiencia previa y la actitud mostrada hasta ahora por el gobierno, parece existir tanta energía a favor como en contra de que éste se celebre en 2016, plazo más que suficiente desde un punto de vista técnico, pero que a juzgar por las encuestas, pondría fin a la hegemonía chavista que arrancó en 1999.

Conseguir que se convoque el revocatorio es un proceso que requiere dos grandes pasos. El país aun aguarda que se complete el primero que, como era previsible, ya ha entrado en mora.

Del segundo paso, va a depender la probabilidad de que el revocatorio se haga este año. Este segundo paso consiste en la recolección de al menos el 20% de las huellas del electorado como petición formal y por ser organizado por el CNE, es prácticamente una elección. Sería una jornada en la que los electores que lo decidan acudirían a los a centros electorales para ser contados. Si tal conteo de voluntades se acerca al 50% del padrón, lo que incluso supera la votación que recibió Maduro en abril de 2013 para ser Presidente, el mensaje sería tan contundente que la probabilidad de que el Referéndum se organice con rapidez, subiría hasta el 80%. Sin embargo, si en el segundo paso se cuenta a un porcentaje justo por encima del 20% que exige el reglamento, la probabilidad caería.

En resumen, a juzgar por la grave situación nacional, por los estudios de opinión y por la presión internacional que ha venido manifestándose con fuerza en días recientes, la probabilidad de que se organice el referendo en 2016 tiene hoy una posibilidad de 60%.

Madura renuncia en 2016

Sin que intervenga una fuerza militar, nacional o internacional, que amenace con aniquilar a la revolución o al propio Maduro y su entorno íntimo, considero que este escenario tiene una muy baja probabilidad de ocurrencia. En este momento, pareciera que tal fuerza sólo se encontraría cercana a la revolución pero más afín a un ideario nacionalista que socialista. Le otorgo a este escenario una probabilidad de 5%, ya que aun suponiendo que hay representantes de tal fuerza dentro del oficialismo, desconozco el poder real con que puedan contar para dar este golpe que, por otra parte, abriría paso a nuevas elecciones presidenciales para culminar el periodo y que entonces habría trabajado en favor de la oposición. A estas alturas, no imagino un golpe para redefinir el hilo constitucional del país aunque sea ésta una de las lamentables especialidades de nuestra historia republicana.


         Por su parte, la probabilidad de que el chavismo logre seguir a la cabeza del ejecutivo hasta 2019 sería de 40% y tiene que ver con la ocurrencia de alguno de los siguientes dos eventos:

El Revocatorio se convoca para después de 10/1/17

Si la fuerza y astucia del gobierno se imponen y el referéndum se convoca después del 10/1/17, el interés del electorado por revocar comenzaría a decaer porque ya no estaría en juego un renovación de la conducción del país sino que sólo se aspiraría a la remoción de Maduro para encargar al Vicepresidente chavista que él haya nombrado. En consecuencia, incluso la probabilidad de que se logre tal revocatoria, perdería fuerza y momentum. El gobierno lo sabe y de allí que está y estará poniendo todo su empeño para desplazar la convocatoria para el próximo año.

Intentando medir la magnitud de la crisis actual y la velocidad con que se agrava, me aventuraría a pronosticar que el aplazamiento del revocatorio, va perdiendo probabilidad a medida que siguen empeorando la escasez, la inflación y la conflictividad.

A este escenario le daría una probabilidad de 30% y de materializarse, la estrategia chavista podría sacrificar a Maduro, quien renunciaría víctima de la guerra económica con el objetivo de desmovilizar a la oposición y reposicionar al chavismo como un sentimiento nacional que es capaz de sacrificarse y reinventarse para seguir trabajando por los más pobres. Esta salida evitaría para el chavismo el desgaste del referéndum.

Maduro se reforma y negocia su continuidad con cambios en su gobierno

Si la revolución se llega a saber acorralada y sin salida este año, podríamos ser testigos de un Maduro conciliador y reformista que para detener el revocatorio, utilice la intermediación internacional hacia un diálogo y acuerdos que le lleven a ceder, por ejemplo, sobre la liberación de los presos políticos y la modificación de las principales políticas económicas.

Maduro podría defenderse más adelante diciendo que fue obligado a ajustar los preceptos de la revolución y achacaría el costo de tales ajustes a la presión a la que se vio sometido pero que como contraparte permitió el regreso de la tranquilidad. Aunque sería un movimiento inteligente, tanto por su terquedad ideológica como por su orgullo, por las presiones de su gente y por una oposición que se sabe con una posibilidad de 70% de asumir el gobierno en 2017, a este escenario le doy una probabilidad de 10%.


Finalmente, la probabilidad de una revuelta popular ha venido creciendo pero en mi opinión el que explote una revuelta social no proyecta con claridad un único desenlace de la crisis y, en consecuencia, en caso de ocurrir, el futuro sería incierto para todos.

Revuelta popular de impacto nacional

Pienso que un evento con amplio apoyo popular que desborde el nivel de cobertura policial y militar, saquearía la propiedad y los comercios privados, lo que el gobierno usaría para, por una parte, “celebrar” como una nueva edición de la lucha de clases y, por la otra, “encontrar” responsables de tal movida dentro de la oposición, dando pie a la apertura de juicios para seguir neutralizando a los opositores más incómodos. También creo que una revuelta de este tipo sería un gran inhibidor para que el referéndum se organice. 

Pero siendo así, ¿por qué percibo que el gobierno no duda en controlar y reprimir cada una de las protestas “de riesgo” que están sucediendo a diario desde que empezó el año?

Concluyo que un desorden social generalizado podría desbordarse y convertirse en una tragedia que fracture los apoyos más duros de Maduro, poniendo en riesgo a su gobierno y a la revolución.

Lamentablemente, a juzgar por la alta flamabilidad de la calle en este momento, la probabilidad para este evento crece todos los días por lo que al día de hoy le daría un chance de 35%, sin embargo, como ya he mencionado, las consecuencias podrían ser desfavorables tanto para al gobierno como para la oposición pero también podría abrir paso a una tercera fuerza, nueva o desapercibida, que surja de la anarquía y se nos imponga de pronto.


Despejada estas incógnitas en los muy próximos pocos meses, habrá que medir el impacto que sobre la gobernabilidad nacional tendría la pronta renovación del poder en las gobernaciones de estado que en principio y a juzgar por las encuestas actuales, cambiaría el balance en 180 grados. Y aunque esa es harina casi que del mismo costal, merece una próxima entrada. 

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