viernes, 24 de junio de 2016

El difícil camino del 1 al 20 y al 50%

A finales de abril de 2016, en sólo tres días y justo después de recibir el formato oficial de planilla de manos del CNE el 26 de abril, más de 2 millones y medio de venezolanos de los 24 estados del país, firmamos para cumplir el primer paso para que el CNE comprobase que hay necesidad de contar si hay 4 millones o más de electores que quieren convocar un referéndum revocatorio de los encargados del poder legislativo actual.

Al concluir la recolección de las firmas iniciales, la MUD revisó y filtró unas 200 mil planillas con cerca de 1.960.000 firmas y las entregó al CNE el 2 de mayo para que éste revisara y convocara la jornada a través de la cual comprobar la veracidad de las mismas. De acuerdo con el reglamento, sólo hacían falta algo menos de 200 mil firmas, el 1% del padrón electoral, así que la recolección superaba ampliamente este requisito. Adicionalmente, debía haber 1% en cada uno de los 24 estados del país.

El CNE se tomó un mes para revisar y a principios de junio informó que aceptaba sólo el 70% de las firmas, 1.352.000 y que las restantes 600 mil habían sido rechazadas. Las razones para rechazar el 30% de las firmas fueron genéricas y cosméticas, como por ejemplo, errores ortográficos en el encabezado de la planilla. Sin embargo, sabiendo que las aprobadas eran 7 veces lo requerido, se continuó al siguiente paso.

De esta manera, entre el 20 y el pasado 24 de junio fueron convocadas más de 1 millón 350 mil personas para comprobar sus huellas dactilares en los equipos del CNE y ratificar que su voluntad de revocar era real. Para tal actividad, el CNE utilizaba 300 equipos capta-huellas ubicados en 128 puntos del territorio nacional y que operarían por 40 horas.

La semana de comprobación resultó un caos logístico por parte del CNE por las siguientes razones:

- Los sitios fueron escogidos al azar y no guardando relación con la residencia de los firmantes. En algunos casos, para validar era necesario desplazarse decenas de kilómetros
- La cantidad de sitios y de equipos asignados no se correspondían con la cantidad de firmantes potenciales sino con el requisito del 1%, en consecuencia, la MUD tuvo que montar una inmensa e impecable logística de traslados para agilizar
- El acceso  a muchos de los puntos fue dificultado con bloqueos de las vías, alcabalas inexplicables, operativos de reparación de asfaltado, etc.
- Aun así, la gente tuvo que tolerar filas de hasta 8 horas e incluso en algunos sitios por más de 1 día, para poder demostrar la validez de su firma. De no existir una convicción emocional con el proceso, la gente habría desertado
- No conforme con ello, los centros operaron menos de 30 horas por indisciplina de los funcionarios, fallas de energía eléctrica, fallas de los equipos y decenas de incidentes que incluyeron acoso y violencia de activistas pro-gobierno. 
- Sólo en Margarita, un día entre la 1 y las 2 de la tarde, sólo 7 personas lograban validar. Era evidente un boicot descarado al proceso

La semana ocupó a la población en un proceso democrático generador de esperanza y al menos en las noticias, tanto las protestas como las revueltas por comida y servicios públicos, disminuyeron notablemente con respecto a las semanas previas.

Luego de esta semana, de acuerdo con la MUD, más de 400 mil firmas fueron validadas. Aunque la voluntad de más de 2 millones de venezolanos fue ignorada o desechada, la meta fue aparentemente superada en los 24 estados.

Ahora el CNE dispone de hasta 1 mes para preparar un informe que debería concluir invitando a un proceso abierto en el que casi 20 millones de electores podrán solicitar el referendo y para ello tendrán que asistir a puntos de validación del CNE para manifestar su voluntad colocando sus huellas tal como esta semana.

Para que el referendo se convoque es necesario que los 4 millones de electores lo pidan formalmente. Las encuestas indican que entre 10 y 12 millones de electores lo consideran necesario y lo apoyarán. A juzgar por la actitud del CNE y el gobierno, pero también de los ciudadanos, el proceso continuará avanzando aunque con más demora e incidentes que los razonables.

Para que los solicitantes ganen el eventual referendo, la opción del “Si” debe recibir al menos 1 voto más que los que hicieron Presidente a Maduro en 2013, es decir, más de 7.587.532 de votos y si el gobierno de Maduro pierde el referendo, deben convocarse nuevas elecciones para escoger nuevo Presidente y nuevo gobierno para concluir el periodo.

Si finalmente el referendo no se realiza antes del 10 de enero de 2017, todo este esfuerzo habrá resultado en vano para los opositores por cuanto esa fecha define un límite para revocar al ejecutivo en pleno. Después sólo se podría revocar al Presidente y, en tal caso, ascendería su Vicepresidente, manteniendo el resto del gobierno actual hasta 2019.

Mientras la solución a esta crisis política sigue encaminándose constitucional y democráticamente, la crisis económica y social siguen empeorando y causando graves daños a millones de venezolanos todos los días. Me temo que no bastará atender la política para que el país no colapse. Eso no quiere decir que hay que desmeritar o abandonar este proceso revocatorio, pero hay que obligar a que el gobierno acepte ayudas como el canal humanitario de alimentos y medicinas que muchos de nuestros vecinos nos están ofreciendo.

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