domingo, 28 de junio de 2015

Fortalezas de Venezuela

A mediados de 2015 (y desde hace varios años), resulta innegable el que Venezuela asista a días muy complejos. Recientemente, se ha estado discutiendo sobre si emigrar se reduce a cambiar unos problemas por otros, sin embargo, entre la inseguridad, una de las más profundas crisis económicas de los últimos 100 años y una pérdida sostenida de la calidad de vida, hay poderosas razones para que a nadie se le tilde de exagerado cuando recoge su vida en dos maletas e intenta instalar sus aspiraciones en otra tierra.

Pues bien, no escribo hoy para arrojar más gasolina a esta hoguera ni para criticar a los que así lo han decidido. Hoy escribo para rebatir a los que afirman que este país no tiene viabilidad alguna en el futuro cercano y que, pase lo que pase, en los próximos 50 años no tenemos posibilidades de volver a hacer de estas tierras una buena oportunidad para vivir y crecer.

Es de lo más humano que una vez tomada una decisión tan importante y en apariencia tan definitiva como emigrar a otro país, se quiera justificar la decisión exagerando la inviabilidad de Venezuela en el tiempo de vida que nos queda y, en consecuencia, cada día es más frecuente oír que, en el mejor de los casos, se requerirán de dos generaciones para que este país vuelva a la lista de destinos atractivos para vivir.

No intentaré frenar a los que están planificando su partida ni convencer de que regresen de inmediato los que ya se han ido, pero si quisiera regar las esperanzas de los que por no poder o por querer, siguen apostando a seguir construyendo futuro en Venezuela. Trataré de no apelar a lo emocional que es la ruta fácil. Sólo quiero quitar el polvo a una lista de ventajas objetivas que aprovecharíamos al corto plazo cuando estemos listos para hacerlo. Veamos:

- Ubicación geográfica: Volando estamos a 2 horas de Bogotá, a 3 de Miami, a 4 de México y Lima, a 5 de Nueva York y Sao Paulo, a 7 de Buenos Aires y Lisboa y a 8 de Madrid y Santiago. Nuestros vecinos, Brasil y Colombia, son dos de las economías más grandes de Latinoamérica y ubicadas en el ranking mundial en las posiciones 7 y 29 respectivamente. Brasil, Colombia y Venezuela suman en conjunto 287 millones de habitantes en 2015 y sumaremos más de 315 millones dentro de 10 años
- Clima, fuentes de agua, tierras cultivables, ríos, costas y biodiversidad en abundancia y con excelente valoración y de alto posicionamiento en los rankings mundiales. Estamos entre los territorios con la mayor biodiversidad del planeta. Sólo por referir las reservas de agua, están en la posición 11 del mundo
- Interconexión del territorio: todo el territorio nacional está conectado por autopistas y carreteras, aeropuertos y puertos. Las ciudades más grandes tienen sistemas de Metro o autobuses de tránsito rápido.
- Reservas de minerales: Venezuela está en los primeros lugares de rankings mundiales de petróleo, hierro, aluminio, oro y otros importantes productos que estando en manos públicas conforman las más inmediatas oportunidades de generación de ingresos públicos (como en efecto sucede en la actualidad)
- Venezuela carece de conflictos de unidad nacional o independentismos, conflictos o fanatismos religiosos, enfrentamientos raciales e, incluso, los temas limítrofes son de baja conflictividad en la práctica
- Vocación comercial: un importante porcentaje de la población vive de comerciar. Hoy,  comprar y vender para vivir es una actividad fundamentalmente informal, sin embargo, los principios y valores del emprendimiento y el comercio están muy presentes y ampliamente arraigados en nuestra forma de vivir
- Las ventajas comparativas de las presiones fiscales sobre las empresas y los empleados son notables en comparación a nuestros vecinos y a economías de otras latitudes y que bien administradas pueden ser atractivos para las inversiones en una primera fase de recuperación.

El potencial emprendedor de este país es enorme en virtud de la destrucción que ha sufrido todo el entramado productivo. Al alcanzar las condiciones mínimas necesarias florecerán oportunidades e inversiones, en primer lugar para atender la demanda interna y, posteriormente, para comerciar con otros mercados.
  
Cierro aclarando que no he pretendido menospreciar todos los análisis sobre la mala situación y ser ingenuo ante la profunda crisis social, política y económica que se ha instalado en Venezuela en las últimas décadas. Sólo quise empezar a enumerar las fortalezas que no se pueden ignorar y que serán piezas fundamentales de cualquier planificación estratégica de nuestra futura visión de país.

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