miércoles, 3 de junio de 2015

¿Qué le deparan los próximos meses a Venezuela?

Cada semana que pasa la economía de Venezuela se deteriora a pasos agigantados. El indicador más visible es el precio del dólar “libre” que ha venido creciendo de manera morrocotuda. La consecuencia inmediata, una gigantesca inflación de los precios de una gran cantidad de productos y servicios que hace que los salarios venezolanos sean paupérrimos.

Hace un año, un dólar norteamericano se cambiaba en el mercado "libre" por Bs. 90. Por redondear, en menos de 1 año, el tipo de cambio para una buena parte de los productos importados y los servicios con componentes importados, que son la mayoría, cuesta cuatro veces más. En los 2 años previos, la moneda nacional ya se había devaluado 12 veces, al pasar de 8 a 100 por dólar. Es decir, en menos de 3 años, el dólar paralelo pasó de Bs. 8 a más de 400. 

Usando como referencia el salario mínimo, en los últimos 3 años, creció de Bs. 1.800 (que eran 225 dólares) hasta Bs. 7.400 el próximo mes (que son 18 dólares al cambio de hoy). Es decir, estamos viviendo un empobrecimiento brutal. Aunque el salario mínimo se cuadriplicó, el dólar se ha multiplicado por 50.

Para equilibrar esta economía, sin detallar el cómo, una de estos dos eventos deberían ocurrir: que los salarios crecieran como lo ha hecho el dólar (que el salario mínimo suba a Bs. 92.500) o que el dólar baje y se cambie a Bs. 32 (para que el sueldo mínimo siga comprando los 225 dólares de mayo de 2012). Ambos eventos parecen imposibles al corto plazo.

Ahora bien, el sistema está siendo compensado parcialmente con subsidios generales. De otra manera, el país y este gobierno habrían volado por los aires hace rato. Hay una lista de importaciones que se hacen a Bs. 6,30 y a Bs. 12, aunque cada trimestre la lista se hace más pequeña. Esto ha permitido que unos 50 productos y servicios de consumo básico mantengan precios que se pueden pagar con los salarios actuales, sin embargo, el extraordinario desequilibrio global de la economía venezolana atenta contra esta solución y la consecuencia ha sido una indigna dificultad para comprar estos 50 productos, que se hace peor todos los días (colas de horas) y genera nuevos problemas ("bachaqueo", capta huellas, horarios especiales, etc.).

En 2015, como por petróleo está ingresando la mitad que los años previos, cada vez más productos y servicios que recibían subsidio, han estado pasando a importarse con el tipo de cambio “libre”. Es decir, los subsidios van perdiendo capacidad de compensación día tras día.

¿Qué vislumbro para los próximos meses?

No parece lógico pensar que el gobierno deseche su modelo y haga un viraje liberal (aunque más de uno pensó que Maduro lo haría luego de llegar al poder). El intento de crear un tipo de cambio “intermedio” de Bs. 200 para incentivar las exportaciones y el ingreso de nuevos dólares, no ha funcionado por la poca transparencia, por el difícil acceso al sistema y porque el cambio “libre” ya duplica al "marginal". Los eventuales generadores de divisas frescas no confían en lo más mínimo en este gobierno y exigen mucho más de lo que éste quiere darles.

En consecuencia, me aventuro con un par de escenarios principales:

1.- El gobierno sigue cabalgando herido. Consigue aumentar sus disponibilidades en dólares,  bien por una recuperación de los precios del petróleo, porque vende activos o porque consigue préstamos (eventos de baja probabilidad), para seguir importando y subsidiando el consumo básico. Adicionalmente, aumenta sus fondos en Bolívares al unificar los cambios de 6,30 y 12 y llevarlos a Bs. 30 y también podría aumentar la gasolina. Con ello aumentaría el sueldo mínimo de manera significativa antes de las elecciones. Aunque esta salida logra frenar o desacelerar la devaluación libre (si consigue suficientes dólares), nos deja más o menos con el mismo empobrecimiento que hemos acumulado en el último año que seguiría golpeando muy especialmente a la clase media. Sería un estirar la arruga y apostar a una recuperación del petróleo en 2016, mientras trata de perder el menor terreno posible en las venideras elecciones legislativas. Sería más de lo mismo que hemos vivido recientemente.

2.- El gobierno se desmorona. No consigue más dólares y por su parálisis no devalúa y no aumenta la gasolina. El panorama se complica porque cada día seguiría perdiendo apoyos y perdería las elecciones de manera abrumadora. Se exacerban las conductas autocráticas y precipitaría su final. Tanto la devaluación, como la contracción y la pobreza continuarían creciendo. La crisis económica abriría las puertas a un gobierno de transición que intentaría un viraje pero enfrentaría un año muy difícil aunque generando expectativas más positivas y esperanzadoras. Pareciera que sólo un gobierno cívico-militar de amplitud nacional podría sortear este 2016. El próximo año podría terminar con una convocatoria a elecciones presidenciales o con una coalición dispuesta a gobernar hasta el 2019. Dependerá de los protagonistas que tenga esta posibilidad, la mejoría del país en el mediano plazo.

En resumen, creo que al menos nos espera un corto plazo complicado en el que la calidad de vida seguirá deteriorándose pero también la posibilidad de comenzar a ver una posible nueva luz que nos permita movernos a otra realidad más esperanzadora y promisoria.



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