martes, 3 de marzo de 2009

Morir por nada



En Guarenas, una ciudad dormitorio de clase media y trabajadora que se encuentra a unos 40 kilómetros al este de Caracas, otros tres jóvenes habitantes fueron muertos a tiros el pasado sábado 28 de febrero.


En principio, parecían tres sucesos independientes. En cada caso, el asesino ubicó a cada sujeto, se le acercó y sin mediar palabras, se aseguró de matarlo a tiros, apuntando a la cabeza.


Aunque para muchos esto podría ser otra desagradable noticia de sucesos, la realidad va un poco más allá y da pie, sino a toda una película sangrienta, por lo menos a una parte de su guión.


Desafortundamante, los periódicos venezolanos de cada lunes, nos reseñan unos 50 asesinatos de este estilo cada fin de semana y, en general, coinciden las formas (asesinados a tiros), las edades (jóvenes) y las zonas de la ciudad (las zonas populares).


Este caso fue diferente desde que los trabajadores de la morgue, en la que coincidieron los 3 cuerpos, se extrañaron de que en un mismo día fueran asesinados de múltiples tiros, 3 jóvenes en sus veinte y que tuvieran un mismo nombre, Roni (que no es un nombre tan común en Venezuela).


Por esta coincidencia, la noticia apareció en la prensa del lunes y ya para el martes, se han encontrado indicios de que el asesino fue un matón contratado para el hecho, con la única pista de un nombre, una edad aproximada y una ciudad.


En esta tierra al norte del sur, el valor de la vida humana sigue devaluándose a un ritmo espeluznante. Este sicario, de baja productividad pero de horrible perseverancia, se aseguró de encontrar y matar a los tres "Roni" que se encontró en su camino ese sábado 28. La cosa se nos ha puesto tan anárquica por estos lados que hasta nos pueden matar por nuestro desdichado nombre en la hora y el lugar menos esperado. Morir por nada.

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