domingo, 24 de junio de 2012

Y después de 30 años, seguimos caminando


Desde hace unos pocos años, gracias a Facebook, unos pocos compañeros de bachillerato logramos reencontrarnos y hemos estado intercambiando y compartiendo el día a día, las noticias y una parte del presente. En nuestro caso, además de la típica dispersión que suele suceder luego de 30 años, se añade la tragedia de Vargas de 1999, que prácticamente forzó la mudanza de muchos de los que aun vivían en nuestro estado. Hace unos días, se unió uno de nuestros amigos y su alegría, su memoria y su registro fotográfico, han dado pie a una avalancha de comentarios, fotos, historias, correos y hasta un nuevo grupo de Facebook que nos tiene entusiasmados, riéndonos, disfrutando y calentando esas partes más remotas del cerebro donde guardamos los extraordinarios recuerdos de la adolescencia.

Estudiamos en el Instituto Educacional Salto del Angel, que quedaba en la Calle Los Baños de Maiquetía y nuestros 5 años de bachillerato pasaron entre 1977 y 1982. Me imagino que todo el mundo pensará igual pero creo que nuestro quinquenio fue especial. En mi opinión, éramos un grupo con carisma, liderazgo e ideas muy claras que no sólo pasó por el colegio sino que siempre, año tras año, hizo esfuerzos por dejar una huella especial. Tanto, que nuestra pro-graduación comenzó un año antes, apenas iniciando el Cuarto Año. La motivación era celebrar nuestra graduación con un crucero de una semana por las islas de El Caribe, saliendo de La Guaira y visitando Grenada, San Martin, San Tomas, Puerto Rico... Ya cerca de la graduación, algunos padres se opusieron al viaje y todos nuestros esfuerzos de recaudación al menos nos permitieron pagar por nuestros trajes o anillos (o ese fue el destino que di a mis 1.350 Bolívares)... y sigo pendiente de disfrutarme ese crucero.

Este reencuentro me ha resultado un fenómeno muy interesante. En mi caso en particular, ha sido increíble descubrir almas tan cercanas en las ideas y los principios a pesar de que no hemos tenido una conversación cara a cara desde 1982. Aunque no soy nostálgico y vivo pensando más en lo que viene que en lo que pasó, estos días me han traído una alegría especial. El que unos 20 amigos estemos compartiendo anécdotas, recordando y honrando lo bueno, ha despertado una emoción difícil de describir, una excitación especial. Creo estar comenzando a entender lo de “recordar es vivir”.

Casualmente estoy leyendo una larga y muy detallada biografía de Garcia Márquez pero poder hacer un viaje personal de 30 años al pasado, de alguna manera, me ha hecho ver otros descubrimientos. No es que periódicamente no haya realizado mi “suma y sigue” pero este reencuentro me ha hecho pensar mucho en las decisiones que se van tomando y en cómo los destinos se van construyendo. 

Estoy más que convencido que los primeros 20 años de vida son únicos. Hay mucho de genética en el asunto de quién es cada cual pero la interacción de los primeros años es una marca que llevaremos por siempre. Uno madura, se atreve más o se atreve menos, enfrenta sus demonios, se deja llevar o hasta hace cambios radicales pero la esencia, la fibra, las raíces, casi inexorablemente nos acompañan desde los comienzos.

De más está decir que estoy encantado por reencontrarme con mi amigos de bachillerato. Sé que seguramente ahora seguiremos muchos años conectados virtualmente gracias a las tecnologías que achican las distancias. En la mayoría de los casos, nos separan 300, 500, 3.000 y hasta 8.000 kilómetros de distancia. Quizá algunos nos volvamos a ver y a compartir otra vez un café, una cerveza y un abrazo pero lo más importante es que he sentido que hasta ahora, en la mitad de nuestros caminos, estamos felices, orgullosos y echándole ganas a la ruta. Con 30 años más que cuando compartíamos todos los días en Maiquetía, seguramente conocemos un poco mejor el juego, que intentamos estar en paz individual para poder estar en paz con todo, en seguir andando y procurar la trascendencia, a través de nuestra prole, de nuestra obra o de ambas.

Comenzando otros 30 años de camino no puedo evitar dejar esta nota en mi bitácora personal y desearnos un andar con carisma, con liderazgo y con ideas muy claras, como hasta ahora. Un orgulloso abrazo a mi gente. Reciban mi afecto y mi agradecimiento.

Seguimos caminando...

1 comentario:

ISMENIA dijo...

Gracias Juan Carlos, por plasmar en tu blog lo que todos sentimos y pensamos en estos momentos; si bien es cierto, muchos leeran este blog y pensaran que somos unos emocionalistas; pero no lo somos, es nuestra esencia, nuestras ganas de volar de aquel entonces y ver que volamos pero el nido aun permanece, con los cascarones de huevos ya viejos como evidencia que pasamos por alli...algun dia nos vamos a reencontrar en el nido y entre lagrimas y sonrisas reafirmaremos nuestra alianza que invisiblemente plasmamos en aquel maravilloso lugar...te quiero...un besototote y un abrazotote