sábado, 30 de junio de 2012
Lo sabremos en menos de 100 días
En menos de 100 días, Venezuela va a decidir si profundiza el modelo que ha venido construyéndose en la última década o si hace un cambio.
En lo que va de nuestras vidas, la economía venezolana ha dependido de las exportaciones de petróleo y sus derivados y eso, al principio, había permitido el surgimiento de un modesto y pujante sector privado (aunque débil para competir externamente). Los ingresos petroleros siempre han estado más o menos garantizados y eso dio licencia para descuidar valores fundamentales de ahorro, productividad, creatividad y competencia. En cambio, subsidios, controles, reparto e intervención han sido principios de nuestra economía desde hace más de 40 años.
Mas recientemente, en 6 de los últimos 8 años, la renta petrolera ha llegado a los niveles más altos de la historia y eso ha exhacervado el protagonismo del estado en todos los ámbitos del país. Si el petróleo hubiese estado en 40 dólares promedio en los últimos 8 años, la era Chávez, de existir, sería una cosa totalmente distinta a lo que es hoy.
Venezuela se puede comparar con una familia que se ganó una lotería de 100 millones de dólares pero que cobrará el premio en cuotas. El saber que casi que pase lo que pase el otro año me llegarán dólares seguros, ha castrado nuestra capacidad para diversificarnos y producir más.
La banca internacional, primero europea y americana y ahora china y japonesa, no han tenido reparo en prestarnos dinero (y nosotros en endeudarnos) porque ellos y nosotros sabemos que cada año tendremos la renta petrolera para cubrir gastos y pagar las cuotas de estos préstamos.
Lo cierto del caso, es que la familia premiada no ha parado de hacerse más numerosa por lo que el premio de lotería en cuotas ha sido insuficiente desde hace tiempo. En vez de invertir una parte en crear nuevos ingresos, hemos aumentado los gastos para tratar de repartir el máximo posible y comprarnos ilusiones de riqueza.
En los años previos a Chávez, la renta fue baja y durante el segundo gobierno de Pérez se intentó cambiar de rumbo (El Gran Viraje). Sin embargo, una familia que se acostumbró a gastar en vez de producir, se molestó con el Presidente al punto de mandarlo a la cárcel. El control se lo entregamos entonces a un Caldera que se vendió como un mejor padre repartidor, pero le tocaron años de vacas flacas y la familia continuó empobreciéndose y, enfurecida, le pasó el control a Chávez, quien vendió que las anualidades de la lotería no eran tan malas sino que los que las manejaban nos estaban robando y se cuadraban con los dueños de la lotería para conformarse con pagos anuales menores para el país a cambio de tajadas para ellos.
Ya en la era Chávez, aumentaron los ingresos y él se ha dedicado a repartirle más a algunos de los que menos habían recibido y como los ingresos seguían y siguen sin ser suficientes, el ataque contra los corruptos se transformó en ataques al capitalismo. El capitalismo hoy se usa para justificar nuestros problemas e insuficiencias y para desviar cualquier auditoria.
El estado ha tomado petroleras, bancos, telefónicas, eléctricas, acerías, importadoras, centros comerciales, gasolineras, cadenas de supermercados, areperas, panaderías, hoteles, torrefactoras, líneas aéreas, radios, televisión y periódicos por lo que un sinnúmero de empresas y actividades ahora son parte del estado venezolano.
Las consecuencias a corto plazo son que el poder del estado ha crecido de manera brutal y lo ha convertido en el más importante empleador y el más importante comprador de la economía venezolana. También los precios de algunos bienes y servicios fundamentales han podido ser subsidiados y controlados en beneficio aparente de los que menos pueden. A la par, se ha construido la red más grande de clientelismo político de nuestra historia.
Adicionalmente, consecuente con su ataque al capitalismo, este gobierno ha impulsado varias nuevas leyes y controles para hacerle la vida más compleja al sector privado formal y ha propiciado el crecimiento del sector informal (que hoy ocupa al mismo número de personas que el sector formal). A través del control de monedas extranjeras, también se ha dedicado a importar y comprar de todo para venderlo directamente con subsidios y seguir reemplazando y destruyendo la economía privada.
Por su parte, Capriles nos ofrece gestionar mejor el estado y el reparto de nuestros ingresos e incorporar al sector privado nacional e internacional, bajo estrecho control del estado, para diversificar la generación de nuestros ingresos y hacerlo sin utilizar el poder para doblegar o controlar políticamente.
Capriles sabe que hay un importante porcentaje de venezolanos para quienes la prosperidad, ni siquiera eso, la atención de temas básicos (como agua, luz, electricidad, salud y seguridad) no están ni medianamente atendidos a pesar de que Chávez sacó del juego a sus viejos oponentes políticos y de que ha engordado al estado con una importante parte del capitalismo venezolano.
Después de 14 años de gobierno con poderes absolutos, después de que ha contado con los más altos ingresos de la historia y de que es el principal responsable de todos los servicios públicos del país es Chávez, Capriles intentará hacer que la gente común y corriente se pregunte por qué:
• Mueren 50 venezolanos a manos del hampa todos los días y eso no sucede en otros países (capitalistas o no),
• La inflación promedia 25% en los últimos 10 años y en el resto de la región está por debajo de 10%
• Funciona tan mal nuestro sistema de salud
• Hay más de 1 millón de venezolanos que no tienen trabajo y 6 millones de autónomos o informales no tienen seguridad social
• El servicio eléctrico se interrumpe con frecuencia alarmante en la mayoría de las ciudades y pueblos del país
• Las autopistas y carreteras son una colección de huecos, derrumbes y fallas de borde y los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte
• El transporte público es una pesadilla con 50 años de atraso
En fin, que Capriles nos ofrece manejar mejor el estado con el foco en los más pobres, mientras desmonta la guerra hacia lo privado y, por el contrario, convoca todas las iniciativas que permitan aumentar el empleo y la diversificación de nuestros ingresos. Deliberadamente, ofrece todo esto sin necesidad de que demostremos filiciación política con su causa.
Una parte del país se ha acostumbrado a las maneras de Chávez y otra parte no. Una parte siente que ha mejorado y otra no. Algunos piensan que es más fácil ser chavista que ser capaz, o ser profesional, o ser empresario responsable.
¿Cuán conforme está el venezolano con su presente? ¿Cuánto más de lo que tiene hoy aspirapara si mismo y para su familia en el futuro?
Esto lo sabremos en menos de 100 días.
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