Una parte del mundo actual ha experimentado
un extraordinario avance en la lucha por la riqueza en los últimos 15 años. Sólo en Brasil, Rusia, India y China (referidos en conjunto como BRIC) han estado aprovechando
oportunidades globales para que cerca de 1.000 millones de sus habitantes estén saliendo
de la pobreza.
El mundo más desarrollado, buscando reducir sus costos de producción, ha hecho
crecer las economías que ofrecen mano de obra más barata y, también, a las que venden materias primas. Por ello estas economías en
crecimiento, hoy por hoy, son proveedores claves para aumentar la
competitividad y el crecimiento global y están dando un tirón a una
tercera camada de países que se han convertido en proveedores "aguas abajo".
Que una familia deje de ser pobre significa
que de alguna manera ha logrado el acceso a fuentes de ingreso a través del empleo
o del emprendimiento para cubrir sus necesidades básicas de alimentación, salud
y vivienda y que, en consecuencia, ampliará las oportunidades para sus descendientes,
a través de mayor acceso a la educación.
Que una familia deje de ser pobre es, a su
vez, un multiplicador de riqueza, por cuanto demanda y consume mayores bienes y
servicios generando oportunidades para que otra familia pobre ingrese al ciclo de prosperidad.
Poniendo la mirada en Brasil, con una
población de 200 millones de personas, encontramos que en los últimos 10 años, un 15% de ella o 30 millones de brasileños, están
dejando atrás a la pobreza.
Extrapolar ese logro a Venezuela, equivaldría
a que más de 5 millones de venezolanos pobres logren mejorar su bienestar hasta
el 2020, cuando seremos 35 millones. Esto significaría reducir la
pobreza del 27% actual a un 12% (quedando aun 4,2
millones de pobres en 2020).
Tanto en Brasil, como en los otros países
mencionados más arriba, el modelo combina al estado con la
iniciativa libre: emprendedores y empresa privada.
El modelo de desarrollo que actualmente
tenemos en Venezuela apuesta a un estado enorme que genera sus ingresos de
manera directa para lograr su distribución entre la población, también de manera
directa. Ahora bien, para que este modelo sea posible y sustentable, el
estado debe garantizar la generación de ingresos de manera creciente para ir
atendiendo el crecimiento de la población, mientras traslada a más de 5
millones desde la pobreza a un estatus de mayor cobertura.
¿Es eso posible? De entrada pienso que la experiencia demuestra que no sólo es casi imposible sino que sería la manera más lenta y difícil de lograrlo ya que estarían ausentes la energía emanada por los deseos individuales de prosperar, la creatividad que acompaña a la libre iniciativa y el esfuerzo irrestricto del emprendedor y, en su lugar, el difuso interés colectivo, la humana apuesta al esfuerzo mínimo y la falta de inspiración personal, acabarán generando un monstruo fofo e improductivo, como ya se ha demostrado en los países que han intentado sin éxito una economía totalmente planificada y controlada por el estado.
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