domingo, 28 de agosto de 2011

Venezuela podría ser un gran destino turístico, pero...


Muchos, visionarios o ciudadanos comunes, suelen comentar que Venezuela debe desarrollar el turismo porque ha sido bendecida por la naturaleza y eso le ofrece ventajas competitivas iniciales que hay que aprovechar. Playas, montañas, llanos y sabanas en un mismo país, moderno, occidental, amable y sin mayores conflictos sociales parecen ser razones suficientes para impulsar a este sector como un motor de desarrollo para el país.

Personalmente, no dejo de reconocer y admirarme por todas las maravillas naturales y culturales que tiene este país para ofrecer al resto del mundo, sin embargo, hay una realidad que nos debería llevar a repensar esta empresa, al menos, temporalmente.

Hace 2 ó 3 décadas, se decía que este país contaba con todo lo necesario para comenzar a construir una industria turística y que el principal reto, además de acometer algunas obras de infraestructura, era trabajar en un cambio cultural para desarrollar una mejor cultura de servicio para el turista y para todos.
Esas fueron verdades hace 30 años, sin embargo, en 2011, el país acumula una lista de pendientes primordiales que, a mi manera de ver, deben alejarnos de pensar en el desarrollo de una industria turística para competir, justo ahora, con México, Cuba o República Dominicana, por sólo mencionar 3 destinos cercanos en plena expansión.

Desafortunadamente, Venezuela tiene al menos 4 tareas importantísimas que deben ser avanzadas suficientemente antes de pensarse como destino turístico:

.- Orden y Seguridad. Sin ánimo de redundar, la inseguridad y anarquía de la mayoría de las ciudades y pueblos del país son debilidades de mucho peso para el proyecto Turismo. No sólo las muertes violentas, sino el desorden de vías y servicios de transporte no sirven para los ciudadanos del país y mucho menos para los visitantes que pagarían por venir de vacaciones

.- Economía. El actual  control de cambio y el irreal valor oficial de la moneda nos hacen ser poco menos que un atraco a mano armada para el visitante. Hoy día, hasta los hoteles de “mala muerte” del país costarían más de 100 dólares la noche, lo que es una tarifa típica de un buen hotel en muchos de los países vecinos.

.- Infraestructura. Desde hace varios años, el país carece de la infraestructura que necesita su población y mucho menos alcanza para atender la demanda de cientos de miles o millones de visitantes. Carecemos de las calles, autopistas, terminales y servicios de autobuses, trenes, subterráneos, aeropuertos, puertos y vehículos, hoteles y restaurantes y todos los establecimientos que ofrezcan los servicios asociados. Es más, al entrar o salir por carro de una ciudad más o menos importante del país, con suerte se logran velocidades de 15 kilómetros por hora, haciendo que trayectos que deberían hacerse en 15 minutos, tomen hasta 2 horas.

.- Electricidad. Desde hace 3 ó 4 años, la demanda eléctrica ha superado la oferta y, en consecuencia, con algunas excepciones como Caracas, la mayoría de las viviendas o instalaciones del país, no reciben 24 horas de servicio eléctrico ininterrumpido regularmente. Corregir esto es fundamental para presentarnos como destino turístico a menos que sólo queramos ofrecer turismo de aventura extrema

De existir la voluntad política y el compromiso del país para resolver estos 4 problemas, las inversiones y proyectos necesarios para ser un país medianamente seguro, con una moneda normal y convertible, con una infraestructura suficiente y con servicio eléctrico regular, van a exigir unos cuantos años de trabajo y varios miles de millones de dólares.

Claro está que no vamos a esperar a que los 4 problemones estén perfectamente resueltos para empezar a desarrollar una industria turística internacional, sin embargo, quizá el mejor ejercicio sea que a medida que se va trabajando en estos temas básicos, se vaya incentivando el turismo de manera que al cabo de 5 años, podamos comenzar a  retomar el flujo de turistas que ya algún día nos escogían como destino turístico.

Otra opción sería decretar zonas especiales, por ejemplo Margarita, y dar prioridad a la resolución de los problemas mencionados allí. Sin embargo, justo escribiendo esta idea empiezo a oír las quejas de miles de ciudadanos que reclamarían que primero se arreglen estos temas para todos los venezolanos antes de pensar en los visitantes.

En fin, que hay mucho por hacer y que desarrollar a Venezuela como destino turístico internacional, no me parece una prioridad en este momento.

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