A raíz de una fuerte polémica transmitida en una televisora canaria, entre el presentador canario de un programa y sus acompañantes canarios, por un lado, y un empresario venezolano-canario, representando la Unión Canario Venezolana por el otro, me he quedado pensando en las causas y consecuencias de la inmigración venezolana, lo que me ha llevado a volver a publicar una reflexión en este blog.
En el referido programa, discutían y se replicaban dos
posiciones: la del presentador, supuestamente en nombre de los “canarios” que
nunca emigraron de las islas y la de los retornados desde Venezuela.
Los “canarios” dicen estar indignados porque los beneficios que
reciben los retornados les colocan en una mejor posición que la de los mismos
canarios y porque los retornados exudan una prepotencia inaguantable. Pos su
parte, los retornados dicen estar ofendidos por las actitudes xenofóbicas de
este señor y porque no son responsables de los eventuales beneficios que
estarían recibiendo del gobierno canario (sin reconocer tales beneficios).
Lo cierto del caso es que el reclamo del representante de
los retornados era que nadie en nombre de los canarios podía generar una
reacción de odio hacia un colectivo generalizando algunas actitudes o
situaciones supuestas y que era indebido utilizar una importante
posición en un medio de comunicación como la TV, para imponer posiciones
personales que podrían estar generando odios y desventajas para una parte de la sociedad.
Mientras oía los planteamientos de ambas posiciones (y siendo venezolano y también hijo de emigrantes españoles), encontraba verdades en ambos lados. Sin embargo, en aras de la convivencia pacífica y legal entre canarios y retornados, debo concluir que la posición personal de este señor
presentador, aunque seguramente válida para él, es absolutamente inadecuada, inoportuna e inaceptable porque no se encontraba discutiendo de manera personal en un entorno privado y entre amigos, sino en un medio masivo de televisión y eso conlleva una dosis de responsabilidad muy superior a la que él demostró en su programa.
Puedo aceptar que la prepotencia de una parte de un colectivo de emigrantes venezolanos resulte desagradable (sin que ello sea un delito). No es la primera vez que lo escucho. Pareciera que muchos de los venezolanos que desde hace algo más de 10 años han decidido emigrar a otros países son efectivamente percibidos por muchos de sus nuevos vecinos como inmigrantes poco humildes, por llamarlo de una manera elegante y discreta.
Ahora bien, creo que los venezolanos y, en general, cualquier ciudadano del mundo, sea cual sea su nacionalidad, que legalmente haya decidido residenciarse en otro país, debe contar con el respeto y la consideración de los ciudadanos del país anfitrión. Y así mismo reconozco que cualquier
emigrante debe aprender a vivir de acuerdo con la cultura y las realidades del país que ha seleccionado como su siguiente destino y tratar, de la mejor manera, de compartir sus propias costumbres, tradiciones y cultura, como una contribución enriquecedora y no invasiva.
Sólo por ejemplificar mi último punto debo reseñar que en estos días el gobierno francés ha prohibido, por razones de seguridad, que las mujeres musulmanas que viven en Francia, circulen en la vía pública cubiertas como lo acostumbran y estoy de acuerdo con la posición francesa aunque respete la cultura musulmana.
Para concluir y luego de rechazar la posición, en mi opinión irresponsable, del señor presentador de esta televisora regional, también me he quedado reflexionando de lo mal ciudadano que se suele ser en Venezuela. Y eso me hace pensar en cuánto más difícil nos debe ser el adaptarnos a cultura ciudadanas más “normales”.
La realidad venezolana de los últimos 50 años ha generado un grupo importante de seres humanos muy valiosos, con talento, actitudes y aptitudes para el trabajo y la empresa que, en general son reconocidos por extraños como superiores a la media pero también ha generado un grupo
importante de ciudadanos con algunos valores deformados a quienes les resulta,
al menos incómodo, respetar la autoridad, las leyes, el orden, los horarios, la limpieza pública y, en general, los normales deberes ciudadanos.
Por último, invitaría a este señor presentador, como lo hizo el representante de la Unión Canario Venezolana, a que él y todos los que lo necesiten, exijan explicaciones a sus autoridades y que no se enfilen contra los retornados venezolanos. En la discusión se dejó colar que la posición del gobierno canario obedecía a conveniencias de índole político pero nunca se mencionó la imperiosa
necesidad de España y de Europa, de hacer crecer su población por la vía de los retornados y la inmigración selectiva, como una garantía de crecimiento sano de sus economías y, por consiguiente, de los sistemas de impuestos y de seguridad social de esas sociedades que no están logrando crecer de manera natural al ritmo necesario para mantener sus niveles de desarrollo.
Te agradezco me dejes tu opinión para enriquecer esta reflexión.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo con tu reflexiòn; encontrè buenos argumentos de ambos lados pero coincido en que el moderador canario se excediò en su rol de comunicador y pasò a exponer pùblicamente su opiniòn y experiencia personal, como bien dices, cito: "...no se encontraba discutiendo de manera personal
en un entorno privado y entre amigos..." con su actitud estaba alimentando el resentimiento en contra de canarios "retornados". Si el trato entre unos y otros es discriminatorio es discutible; pero no con el representante de la Uniòn canario-venezolana sino con las autoridades polìticas del archipièlago. Buena reflexiòn, me gustò leerla. Saludos de una canaria de ultra mar, que ama a Canarias y ama a vnezuela con la misma pasiòn.
COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA de la Uniòn canario-venezolana (UCVE) http://ucve.blogspot.com/
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