Como decía en una entrada más abajo, atravesar una crisis cuando se echan de menos los recursos necesarios para mantener al equipo motivado, "compromiso" y "lealtad" pueden llegar a ser palabras dífíciles de corroborar con hechos.
Siguiendo la analogía con la relación de pareja, cuando las cosas no van del todo bien debido a razones externas, las partes no saldrán huyendo sólo si están realmente claros de hacia dónde van y seguros de que comparten valores.
En las organizaciones, una crisis mal gestionada y mal comunicada, sólo amplificará los motivos para que nuestro equipo comience a desmoronarse.
Cuando un miembro del equipo que ha estado comprometido emocionalmente comienza a extrañar cosas que deberían ser parte ("porque si") de su relación con la organización, siempre y cuando la duración de la crisis no exceda límites razonables, reaccionará favorablemente si siente sólida la base más importante para construir lealtad y compromiso: una visión atractiva con un liderazgo coherente.
La parte más comprometida de tu equipo podrá seguir conectada durante una crisis y tolerar que su contraprestación sufra temporalmente, podrá aceptar que por un tiempo razonable no estén disponibles oportunidades de crecimiento y, seguramente, no se complicará porque algunas condiciones de su ambiente laboral se vean alteradas negativamente. Lo que con seguridad no aceptará es ver que se ha perdido la dirección, que se desdibuja la visión o que se está ignorando o, pero aún, que se está actuando, o se le pide actuar, en contra de los valores organizacionales.
Cuando estés al mando durante la próxima crisis, mientras resuelven, por lo menos cuida con especial dedicación la conexión de todo el equipo con la visión del futuro deseado y mantén un accionar coherente y fiel a los valores y principios que han dado forma a tu organización.
