Al tratar de ponerme en los zapatos del gobierno y pensar en cómo mejorar la situación actual pero sin cambiar el rumbo de su socialismo del
siglo 21 (como lo pide y augura a gritos media Venezuela), veo muy probable que se intenten las siguientes medidas:
Buscar fondos en
dólares de manera inmediata. Es indudable que hay compromisos y presiones
que no los deben dejar ni pensar. Aunque lo de los dólares para las líneas
aéreas es muy mediático, probablemente no está en el tope de las prioridades de
este gobierno. Seguramente los sectores alimentos, salud y economía productiva
van primero. En este sentido, nuestras reservas petroleras siguen siendo un
excelente aval y el destino de los fondos que se puedan obtener por créditos
rápidos irían en primer lugar a estos sectores. Ya hemos visto algo de
movimiento desde CITGO y, hace unas semanas con Rusia y China. Es muy probable
que los prestamistas estén exigiendo que se controle la corrupción con el
control de cambio y de allí los anuncios de reingeniería del gobierno,
auditoría y unificación cambiaria.
Entorpecer la
corrupción en la asignación de dólares. Lamentablemente, la corrupción es
un anti-valor de mucho arraigo en nuestra cultura-país y bajo este modelo
político y económico en el que el fin justifica los medios, la corrupción ha
sido considerada un mal necesario y hasta aconsejable para mantener lealtades.
Sin embargo, el festín está resultando tan bochornoso y público y la crisis tan
aguda que aunque resulte imposible parar en seco esta sangría, un profundo
cambio de actores y procesos se debe estar pensando como una manera de bajar
durante los próximos meses el tráfico de asignaciones de dólares que terminan
alimentando el mercado negro. Hasta me atrevería a pensar que le den mayor
protagonismo en el proceso de subasta a la banca privada a la que podrían
mantener amenazada y sería más susceptible de hacer las cosas más transparentes
en comparación con funcionarios de confianza pero con muy malas mañas.
Reingeniería del
gobierno. Seguramente, por primera vez en 15 años veremos una gran movida
de mata. No tan profunda como se podría imaginar un opositor pero sin duda
alguna, los preavisos que ya se han dado a esta revisión, buscarán romper
algunas de las mafias, reorganizar áreas totalmente inoperantes, re-balancear
los nuevos poderes dentro del PSUV y permitir que algunas caras nuevas puedan
echar por la borda algunas políticas y algunas viejas medidas. Todo esto se
traduciría en confianza para nuestros prestamistas rusos y chinos.
Aumentar algunos
gastos sociales. Para mantener sintonía con la percepción que se tiene de
la gestión Chávez y seguir cosechando esos apoyos clientelares y populistas que
tantos réditos han rendido en todos estos años, seguramente se relanzarán
misiones y se les harán asignaciones para reflotarlas y seguir usándolas como bandera
social.
Recortar gastos no
sociales. Aunque el SICAD II debe estar permitiendo ingresar entre 5 y 9
veces más bolívares que el SICAD I y CENCOEX, no controlar este aumento de
liquidez se traduce de inmediato en más inflación y esa barajita ya la tenemos
suficientemente repetida. De allí que seguramente se impongan algunos recortes
en áreas de gasto e inversión en bolívares que no tengan impacto inmediato en
la popularidad del ya golpeado gobierno de Maduro.
Sustituir algunas
importaciones. Veo muy probable que un porcentaje de los créditos que se
están pidiendo terminen convirtiéndose en empresas mixtas que se creen en Venezuela y tengan como
objetivo la sustitución de algunas importaciones. No me extrañaría que abran
estas empresas a la participación privada de las más emblemáticas y capaces
empresas venezolanas. Sería algo así como copiar parte del modelo chino en lo
económico cuyo primer objetivo sea la cobertura del consumo interno.
¿Son estas las medidas necesarias para enderezar el
destino del país? Aunque algunas ayudarán, lo más seguro es que no lo logren
porque el cambio debe ser profundo, de raíz y eso sería echar por tierra 10 años de hartos controles. Sin embargo, creo que
estas medidas si se toman oportunamente y de manera conexa le dan al
gobierno la mejoría de algunos indicadores y más de tiempo mientras (pensarán ellos) PDVSA logra producir y vender más petróleo para volver al estado de 2006-2009. Por otra parte, algunas de estas medidas podrían ayudar a
que la unificación cambiaria tenga algún sentido y permita un tipo
de cambio en torno a 18 y, seguramente, un dólar paralelo en torno a 40.
Esto último va a requerir algunas medidas fiscales que desinflen la liquidez:
encaje legal, impuestos a algunas transacciones y ajustes a tarifas de los servicios básicos y de la gasolina.
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