No tengo la menor duda que la inicitiva privada es el mejor motor del desarrollo de una comunidad, una ciudad o una región o país. La fuerza que emana la visión personal o los sueños de la gente es la razón para hacer más y eso no tiene comparación con la practicidad o factibilidad de los sueños colectivos y, en consecuencia, saber canalizar y tomar provecho de esta energía debe ser el objetivo de una administración pública inteligente.
Sobran los ejemplos y las experiencias para confirmar la anterior información pero me resulta idiota tener que escribirlo y cometer una obiedad.
El cúmulo de problemas económicos y sociales de la mayoría de los países latinos no se resuelven sólo dejando el desarrollo en manos de la inicitaiva privada pero estoy seguro de que éstos empeoran, cuando se restringen, se auyentan o se complican el desempeño de la libre empresa y de la propiedad individual.
También creo que en sociedades como la venezolana, la solidaridad debe ser un valor a cultivar y fomentar pero sin llegar a convertirlo en política de estado.
Cuéntenme, pués, entre los defensores de la iniciativa privada y la libertad económica con sensibilidad social real y pragmática.
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