La representante de Venezuela acaba de repetir como la ganadora del concurso Miss Universo, por lo que este país ya suma 6 triunfos en este evento internacional. Un número parecido de victorias ha logrado el país en los concursos Miss Mundo y Miss Internacional y, en general, en todas las principales competencias de belleza femenina y masculina que se realizan anualmente en el mundo entero.
En mi opinión, más que una demostración de que en este país nacen y viven los seres humanos, estéticamente, más favorecidos del planeta, es una fehaciente prueba de que la planificación, la preparación, la disciplina y el esfuerzo, aplicados consistentemente sobre un objetivo, conducen al logro.
Desde hace casi 30 años, la organización del Miss Venezuela ha venido demostrando que tiene una clara visión (ser el líder mundial de los concursos de belleza), misión (encontrar y preparar a las competidoras) y objetivos de corto plazo (ganar todos los años el Miss Universo) y trabaja incansablemente por hacerlos realidad. Desde las selecciones regionales de las participantes, pasando por la logística y preparación para el concurso nacional y, posteriormente, la preparación final de las ganadoras locales para los principales certámenes internacionales, se parece más al proceder de las federaciones deportivas de los Estados Unidos o de Alemania que a otra cosa.
Sin ir muy lejos, este país lleno de problemas, carencias y limitaciones tiene un ejemplo concreto y popular de lo que una organización y el trabajo sostenido son capaces de alcanzar cuando están alineados visión, misión y objetivos estratégicos.
Sin duda, en 30 años de más victorias que derrotas, el país ha ido construyendo y consolidando una industria de la belleza que hoy en día genera una sinergia que contribuye aún más con los objetivos, pero la magia no se ha perdido. Seguramente, en este sector ha habido cambios y sin duda han surgido nuevos y fuertes competidores, sin embargo, a juzgar por los resultados, Venezuela ha sabido analizar su entorno y cuidar sus fortalezas para seguir imponiéndose.
Debiera servir entonces esta popular experiencia autóctona, al alcance de todos, como un ejemplo de lo mucho por hacer en otras áreas del quehacer venezolano para obtener grandes resultados y construir una mejor sociedad.
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