
Analizándome, la responsabilidad de esta demora es sin duda mi estado de ánimo porque normalmente la política es la razón que más me trae por estos lados, buscando desahogarme y asimilar las contrariedades y fortunas que sobre este tema nos toca vivir a muchos en Venezuela desde hace más de 10 años.
Lo cierto del caso es que los resultados de las elecciones de abril y todo lo que los envolvió me ha obligado a desahogarme y asimilar de otra manera: con mi trabajo y con otras ocupaciones menos serias. Ha sido, sin duda, en defensa de mi salud mental.
Lo cierto es que en 4 meses, en mi opinión, la vida en nuestro país sigue su desenfrenado rumbo hacia abajo: inflación, devaluación, criminalidad, menos democracia y más improvisación y anarquía.
He estado leyendo un poco y debo recomendar una novela de acción excelente para entretener: Los juegos del hambre de Suzanne Collins. Por cierto, el próximo 3 de septiembre un canal de cable la estrenará en TV.
Hoy quería reseñar la bárbara inflación (que ronda el 40%) o la megadevalución (400%) que extraoficialmente estamos sufriendo desde hace ya 1 año pero éstos siguen siendo temas desagradables. Prefiero dejar la recomendación de la lectura.
Me comprometo a no esperar 4 meses para seguir juntando palabras.